DON LORENZO MILANI Y LA ESCUELA DE BARBIANA

Cuando se habla de la educación actual, la educación bilingüe, la educación de las Nuevas tecnologías, la educación de la diversidad y la inclusividad, la educación de la equidad, la de los Erasmus, la de tantos y tantos recursos y métodos nuevos....., pienso, quizas con nostalgia o quizás con los ojos de una persona que ha pasado cuarenta años en la enseñanza, que se olvidan de la esencia de la educación: la persona como persona.

Paseando por mis archivos acumulados a lo largo de estos años, me encontré con éste de la Escuela de Barbiana y me dije, no estaría mal que lo recordases y aproveches tu blog para que algunos, los pocos que puedan leerlo,  les sirva de ayuda y guía en su tarea docente. O al menos les hagas pensar. Dicho y hecho, aquí está y dedicaré las próximas entradas a LA ESCUELA DE BARBIANA, otra forma de entender la escuela, como transformación social.

 Lorenzo Milani nació en Florencia en el año 1923, en el seno de una familia burguesa, culta, liberal y atea. El fascismo y la guerra condicionaron su infancia y adolescencia. La preocupación religiosa que experimentaba le llevó a relacionarse con Don Benzi, un cura que era capaz de hablar amigablemente con los ateos.

 Por el año 1943 ingresa en el seminario Diocesano de Florencia. En el año 1947 recibió el orden sacerdotal. Años más tarde, fue destinado como cura párroco de Sant’Andrea de Barbiana. Los habitantes de Barbiana eran leñadores y pastores muy pobres. Las condiciones de vida eran de un total aislamiento. Oficialmente había una escuela. Pero la maestra asignada no acudía con regularidad a su trabajo, y cuando no fallaba ella lo hacían los chicos que debían cuidar las ovejas.

 Milani no dudó un momento: era preciso hacer una escuela a todas horas. Así surgió la escuela de Barbiana, la escuela que no suspendía a nadie, que no tenía fiestas ni vacaciones y que se proponía un fin mucho más alto que cualquier escuela. La escuela a tiempo completo se formula con la óptica de una auténtica igualdad. Al muchacho burgués le bastan unas pocas horas de escuela, porque la verdadera escuela la tienen en su casa: conversaciones con sus padres, viajes, libros... Para el muchacho pobre, todas las horas que pasa fuera de la escuela son de empobrecimiento cultural. La escuela oficial con sus escasas horas no puede estar al servicio de los pobres. Sólo una escuela de jornada completa, que llene las tardes, los domingos... puede igualar realmente al pobre y al rico. 

Por último, Barbiana establece como finalidad educativa el advenimiento de una nueva sociedad, en la que el trabajo no sea sinónimo de esclavitud, sino de alegría, en la que las leyes funcionen a favor de los pobres; en la que éstos puedan expresarse con su propio lenguaje para comunicar su manera de vivir, el realismo del que carece la actual clase dirigente; una sociedad en la que cada uno de sus miembros sean soberanos. 

Para ello hay que armar a los pobres con las armas de la palabra y del pensamiento; “hay que tener el celo de elevar al pobre a un nivel superior; no a un nivel igual al de la clase dirigente sino superior: más humano, más espiritual, más cristiano, más todo... "

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA ILUSTRACIÓN Y SU INFLUENCIA EN LA EDUCACIÓN

LA ESCUELA NUEVA. CRONOLOGÍA

Expresión libre, tanteo experimental y cooperación.